La pastelería marroquí trae consigo el legado de siglos de Historia. Mezclando culturas que van del Imperio romano al otomano, usando ingredientes tan reconocibles como los frutos secos, los dátiles o la miel. Una delicada fritura asienta los ingredientes y consolida el aroma final de cada pastel.
Tiene una personalidad propia y única que la distingue de las demás pastelerías. Sabores fuertes e intensos, equilibrados, con texturas reconocibles que evocan los ambientes en los que nació y hoy vive.